El arte grita contra el terror machista
"La exposición Contraviolencias. 28 miradas de artistas, que el miércoles
abre sus puertas en la Fundación Canal de Madrid, quiere entonar un
severo grito colectivo contra el terror machista a través de obras que,
en su mayor parte, han sido realizadas expresamente por mujeres (hay dos
aportaciones masculinas) para esta cita itinerante organizada por la
fundación estadounidense Art Works For Change. Tras pasar por Oslo,
Chicago o Tijuana, recala en Madrid antes de continuar viaje hacia
Johanesburgo y Nueva York.
Una niña de cuatro años acaba de morir en India tras ser violada… En
España, continúa el intolerable goteo de mujeres asesinadas por sus
maridos… La pequeña Halima es ejecutada por “razones de honor” a manos
de sus familiares en Afganistán... El soniquete de los noticiarios no
alivia la horrenda sucesión diaria de actos de violencia contra las
mujeres en todos los rincones del mundo. Y el arte tampoco puede ser
inmune. No en el caso de Marina Abramovic (Belgrado, 1946). Pionera en
tantas cosas, también lo ha sido en combatir estos dramas con sus
performances. La exposición Contraviolencias. 28 miradas de artistas,
que el miércoles abre sus puertas en la Fundación Canal de Madrid, viene
a demostrar que la creadora serbia no está sola, al entonar un severo
grito colectivo contra el terror machista a través de obras que, en su
mayor parte, han sido realizadas expresamente por mujeres (hay dos
aportaciones masculinas) para esta cita itinerante organizada por la
fundación estadounidense Art Works For Change. Tras pasar por Oslo,
Chicago o Tijuana, recala en Madrid antes de continuar viaje hacia
Johanesburgo y Nueva York.
Las salas de la fundación han cambiado su color para la ocasión. El rosa
(del Feminismo) y el rojo (de la violencia) se funden para envolver un
recorrido de tintes trágicos. Tanto, que los organizadores advierten en
una cartela de bienvenida que el contenido puede “herir la sensibilidad
del visitante”, según explica Cristian Ruiz, director de exposiciones
del Canal.
Un delicado dibujo de Louise Bourgeois (París, 1911-Nueva York, 2010),
única artista fallecida de la selección, resulta un buen punto de
partida para sumergirse en la denuncia. Se trata de la silueta de una
mujer atrapada en un túnel negro, desnuda, sin brazos y con unas muletas
ensartadas en el pecho, sonríe. Es la representación más clásica de la
callada resignación con la que la mujer arrostra la violencia. La
sonrisa es una máscara cotidiana que demasiado a menudo hace pasar lo
intolerable por lo cotidiano inevitable.
Las obras, en su mayor parte, han sido realizadas expresamente por
mujeres (hay dos aportaciones masculinas)
Bourgeois ejerce en la exposición de matriarca y referente para varias
generaciones de creadoras en una nómina que incluye, entre otras, a Mona
Hatoum, Patricia Evans, Luciana Fina o María Magdalena Campos-Pons, y
en la que tampoco faltan algunos nombres fundamentales del arte
conceptual del último medio siglo. Como Yoko Ono (Tokio, 1933) y su
célebre performance Cut piece (Pieza de corte), en la que los
espectadores, provistos de tijeras, arrancan trozos de la ropa negra de
la artista como en una simbólica violación colectiva. O Marina
Abramovic, autora del vídeo de 12 minutos Épica erótica balcánica (2005)
en el que se representa a sí misma desnuda de cintura para arriba, con
su espesa melena negra sobre la cara y una calavera con la que se golpea
fuertemente entre ambos pechos. El trabajo forma parte de su serie de
denuncias de la guerra de los Balcanes y cómo en aquella contienda
fratricida se empleó el ultraje a las mujeres como arma de destrucción
masiva, como parte de un perverso constructo según el cual el cuerpo
femenino queda subsumido en la idea de nación, por lo que violarlo
equivale a ultrajar a toda la comunidad enemiga". Fuente y Artículo completo
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